sábado, septiembre 18, 2010

Viaje por el surrealismo de Dalí

Como habíamos anunciado con anterioridad, aprovechamos las fiestas patronales de Guadalix de la Sierra la semana pasada para una nueva escapada. Si hace un año el destino fue un paseo por las cubiertas de la Catedral de Santiago, en esta ocasión hemos querido hacer un viaje por el surrealismo de Dalí: la Casa Museo Salvador Dalí en Portlligat y el Teatro Museo Dalí de Figueres. Nos ha faltado la Casa-Museo Castillo Gala Dalí de Púbol, pero es que el tiempo no nos dio para más.



La Casa Museo Salvador Dalí en Portlligat nos recibe con el llamado Vestíbulo del Oso.



En palabras de Josep Pla (Obras de Museo, 1981): La decoración de la casa es sorprendente, extraordinaria. La adjetivación exacta sería tal vez: nunca vista (...) Contiene sólo recuerdos, obsesiones, ideas fijas de los propietarios. No hay nada tradicional, ni heredado, ni repetido, ni copiado. Todo es mitología personal indescifrable.





El Salón Amarillo, el Dormitorio, son algunos de los espacios encadenados por pasos estrechos, pequeños desniveles y recorridos sin salida. Estos espacios, están repletos de infinidad de objetos y recuerdos de los Dalí, como por ejemplo las pequeñas jaulas de grillos que abundan por toda la casa.



El Taller contiene las dos obras en las que Dalí estaba trabajando a la muerte de Gala en 1982.





Una de las obras de Dalí que más nos ha llamado la atención es el Cristo de las Basuras.



Aunque lo cierto es que en la Casa Museo todo llama la atención.







Quizás sea por eso, por el carácter íntimo y onírico que rezuma toda la Casa Museo, por lo que nos ha gustado más que el Teatro Museo de Figueres.





Aunque contiene la mayor colección de obras de Dalí y está considerado el objeto surrealista más grande del mundo, carece de ese intimismo que destila Portlligat.







Pero es visita obligada en este viaje por el surrealismo de Dalí.







Como debiera haberlo sido el Museo Dalí de Brujas en nuestra reciente visita a esa ciudad de haber dispuesto de algo más de tiempo.
Para completar la escapada, rápida visita al encantador Museo del Juguete de Cataluña.







Un viaje a la infancia y a los recuerdos de los juguetes y juegos de aquella época, como el proyector de películas de dibujos SuperNic que todavía conservo.
No pude evitar la tentación de comprarme la clásica peonza que mi primo y yo dominábamos cuando éramos unos locos bajitos, como locos bajitos fueron los integrantes del grupo El Tricicle cuyas fotos figuran en la exposición de personajes ilustres del Museo.

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