martes, septiembre 06, 2011

Recuerdos de viaje

Siempre he sostenido que lo interesante de los viajes son los propios viajes en sí: la aventura que representan cada uno de ellos, los momentos vividos y las experiencias acumuladas. Cualquier sitio, distinto de nuestra habitual residencia, es una fuente inagotable de vivencias diferentes a nuestro cotidiano devenir.
Con motivo de nuestra reciente escapadita (por pequeñita) a la Costa del Sol, hemos vivido interesantes experiencias en familia en pueblos de la geografía malagueña como Nerja, Benalmádena, Fuengirola o Mijas.





Si todas las playas tuvieran césped, como esta de Benalmádena, sería más asiduo de ellas.
Fuera de Málaga, excursión al Peñón de Gibraltar que invadimos pacíficamente durante un ratito y nos hicimos una foto casi de familia.



En todos los viajes es prácticamente inevitable comprar un recuerdo, un souvenir que materialmente nos indique que estuvimos allí. En nuestro caso, al margen de algún que otro caprichito, el típico imán para la nevera que, al ritmo que va, pronto tendremos que adquirir una segunda nevera.
Pero, además, en los últimos tiempos se va convirtiendo en costumbre atesorar otro tipo de recuerdos, poco duraderos en el tiempo, pero recuerdos al fin y al cabo en la piel del que escribe.



Aprovecho para presentaros a mi rodilla izquierda.

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