martes, mayo 15, 2012

1000: ¡Yo estuve allí!

Esta es la entrada número 1000 en este y otros varios blogs en los que colaboro o soy, además, autor durante los casi siete años que empezó mi afición como blogero. Qué mejor forma de celebrarlo que junto a la afición del Rayo Vallecano que el pasado domingo certificó su permanencia en Primera División. Y allí estuvimos, sufriendo lo indecible hasta el último minuto. Cualquier posibilidad de permanecer en la división de honor pasaba por ganar al Granada, pero pasaban los minutos y el Rayo no marcaba.



Eso sí, la afición rayista, la más rayista de todas, los Bukaneros, no pararon de cantar y animar a un Rayo muy deslucido en comparación al de la primera vuelta del campeonato. Un Rayo sumergido en una agónica situación en la que no vamos a entrar, pero por méritos propios.
El tiempo se había cumplido, nos encontrábamos en el descuento. El Atlético de Madrid había marcado hacía escasos minutos en Villareal, pero al Rayo le faltaba un gol. Y ese gol llegó en un remate de Tamudo de cabeza y la euforia se desató en el estadio de Vallecas. El aficionado que se encontraba a mi lado, y que no conocía de nada, me abrazó mientras se le derramaban las lágrimas de alegría. El campo se invadió de suplentes, cuerpo técnico y recogepelotas mientras los miembros de seguridad del estadio trataban de impedirlo. Por fin se reanudó el encuentro para que, en menos de un minuto, el árbitro pitara el final del encuentro. Y entonces, todo se desbordó...




Como si se hubiera ganado una importante competición, la afición del Rayo Vallecano saltó al campo de fútbol para mostrar su alegría y sentimiento, la de todo un barrio, Vallecas, que siente los colores de su club de fútbol.


Vamos Rayito, VALLEKAS está contigo,
y todo Madrid.
Fuerza en VALLEKAS, demuéstrale tu destreza,
a todo el país.
Romario no está, aquí no hay capital,
pero nos da igual, ¡aquí hay calidad!,
y si no te gusta pues te vas, porque chaval,
¡esto es VALLEKAS!. 

Y yo me siento orgulloso de ser vallecano, y de haber estado allí el domingo, junto a Jorge y a Óscar para certificar la permanencia del Rayo Vallecano en Primera División. Y también junto a Marga, que no sale en la foto porque es quien la hizo.


(Fotos: Marga Muro)

miércoles, mayo 02, 2012

De la percepción fonética de los animales

Diferentes estudios han mostrado cómo algunos animales (fundamentalmente ratas de laboratorio) son capaces de discriminar las diferencias fonéticas idiomáticas. En concreto, Toro, Trobalón y Sebastián-Gallés en su artículo Sentence discrimination and generalization by rats (Cognitiva 2004; 16:3-11), mostraron como las ratas de laboratorio podían discriminar oraciones simples en holandés y japonés. Esto resulta un hallazgo interesante pero nada nuevo ya que, como se desprende de la colección de cómics de las aventuras de Asterix,  algunos otros animales distintos a la típica rata de laboratorio muestran esa misma capacidad, en concreto el gallo y el perro. Al fin y al cabo, Idefix es un protagonista más de las aventuras de los irreductibles galos.
Hemos llevado a cabo un pequeño estudio con respecto al canto del gallo en el volumen 2, La hoz de oro, con interesantes hallazgos. Así, si bien en español un gallo cuando canta hace quiquiriquí, en dicho volumen, se conserva la fonética gala característica.


Lo mismo sucede en las versiones griega, húngara y portuguesa, aunque no así en la gallega. Sin embargo, resulta llamativo que mientras el gallo puede cantar en alemán


puede, incluso, discriminar entre los diferentes Mundart o dialectos alemanes, como es el caso de Mundart-Düsseldorferisch.

Una de las más llamativas expresiones del gallo es en turco:


De igual forma que, en serbio, resulta un tanto sorprendente ya que el gallo guarda un respetuoso silencio que, sin duda, será de agradecer por el resto de los personajes de la historia.


Resulta llamativo que, en inglés, el gallo cuando canta dice cock-a-doodle-do, como se desprende de esta otra viñeta correspondiente al volumen 5, La vuelta a la Galia


En este enlace podéis escuchar como canta un gallo según qué idioma, de donde se deduce que, si bien las ratas de laboratorio pueden discriminar entre holandés y japonés, los gallos galos tienen una más amplia capacidad de discriminación idiomática. Por supuesto, también en holandés.