miércoles, agosto 26, 2015

¡Qué tiempos aquellos!

Este fin de semana, durante una reunión de primos que solemos celebrar casi todos los años, esto es, una primada, el protagonista de la misma ha sido el futbolín con el que se presentó el más bandarra de la familia: Carlos.


Las duras sesiones de entrenamiento desembocaron en una liguilla y en las correspondientes eliminatorias hasta llegar a una final digna de todo un campeonato mundial. Ha sido todo un viaje al pasado para rememorar la infancia y juventud de los ya más talluditos de entre los asistentes. El modelo de futbolín de la foto es el internacional con los muñecos de madera y con las piernas juntas, a diferencia del español en que el muñeco es metálico y con dos piernas.


Existe la Federación Española de Fútbol Mesa (F.E.F.M.) y toda una serie de reglas para el desarrollo del juego que pueden consultarse aquí.
Pero, independientemente de reglas, del formalismo típico de una competición oficial, de las habituales tácticas de intentar descentrar al equipo contrario, y demás, lo cierto es que hemos disfrutado de lo lindo.


No ha habido tiempo de echar de menos el tradicional campeonato de mus, menos agotador que el de futbolín, e igualmente asentado en nuestras genuinas primadas.

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