martes, diciembre 06, 2016

Una puñalada a la solidaridad

No vamos a descubrir nada nuevo diciendo que España es un país solidario. Nos solidarizamos tanto con la desgracia del vecino como con la de alguien tan lejano como Haití o Japón. Tanto en las desgracias imprevistas como puedan ser guerras, huracanes, terremotos o tsunamis, como en las individuales de casos de enfermedades raras, el bolsillo de los españoles suele ser generoso para que esas "desgracias" tiendan a ser menos desgracias o, al menos, paliar sus desoladoras consecuencias. Por eso y por muchas cosas más, me siento orgulloso de ser español. Es por eso por lo que me ha resultado muy feo lo sucedido con una noticia que ha saltado a la luz recientemente y que todos tendréis en mente. Si los españoles somo generosos con la desgracia ajena, tan bien es verdad que suele haber alguno que... ¡a río revuelto...! Aprovecharse de la generosidad ajena me parece ruin; y no tanto por el oportunismo del momento, aunque ese oportunismo pueda acabar demostrándose que es continuado. Es lo doloroso que resulta por el daño que va a hacer a partir de ahora. Casos como el que ha saltado a las noticias durante esta semana: la de un padre utilizando la enfermedad de su hija para recaudar importantes sumas de dinero; no hacen sino dañar el legítimo uso de esos mismos medios utilizados como recurso para dar publicidad a las desgracias sobrevenidas y provocar el resquemor de toda esa gente solidaria que suele volcarse ante las mismas. Es una auténtica puñalada a nuestra solidaridad.