Yo no he podido estar en la defensa de su Cátedra por motivos laborales; pero otros dos hermanos míos sí. La verdad es que ha puesto el listón muy alto y, por motivos técnicos, inalcanzable. Yo no me muevo en el mundillo universitario, pero aunque lo hiciera, dudo mucho que pudiera lograr los éxitos de mi hermano.
Hoy toca presumir de hermano porque nos lo merecemos; él por su logro y los hermanos porque ya nos tocaba estar en una agradable después de los últimos acontecimientos por los que nos había hecho pasar.
¡De todo corazón, hermano, felicidades!