domingo, junio 26, 2011

Tiro con arco

Desde hace algún tiempo, participo en los eventos que organizan nuestros buenos amigos de Boadillaventura: un Club de Deporte y Naturaleza. Últimamente me asignan a la prueba de tiro con arco, que me gusta y me permite, entre participante y participante, hacer mis propios pinitos emulando a Robin Hood o Guillermo Tell. No se me da mal, aunque no tengo ninguna intención de habituarme al mismo como afición deportiva.
Ayer sábado tenía lugar el Raid Multiaventura Familiar en Boadilla del Monte acompañados por un intenso calor. Me llevé la cámara porque como sabía que volvía a estar en tiro con arco, quería hacer una foto muy especial, una foto en la que se viera la flecha volando una vez que ha sido disparada del arco. Tras muchos intentos y pruebas, conseguí algo parecido a lo que quería.



Obviamente no se trata de un gran disparo; si os fijáis, la flecha no traza una línea perfecta. La oscilación en el aire, visible en la foto, indica que no se trata de un lanzamiento certero. Pero nos vale para lo que queríamos ilustrar. Además, la punta de la flecha llama la atención, pero hay una explicación. Como la Concejalía de Medio Ambiente prohibió el uso de flechas con punta (para evitar que nos dedicáramos a la caza de conejos, suponemos), hubo que utilizar flechas con una ventosa en la punta, que es lo que se aprecia en la foto.
Cederemos los derechos de la foto a Boadillaventura, por lo que es probable que os la encontréis en su web o en su blog.

lunes, junio 20, 2011

El pulpo y yo

Hace unos días me regalaron un pulpo pescado en origen (Galicia) y que venía congelado. Como hacía tiempo que no hacíamos alardes gastronómicos, decidimos aventurarnos en la cocina para una nueva experiencia: pulpo a la gallega (pulpo á feira).



Como no teníamos ni idea acerca de su preparación, procedimos a una búsqueda por internet que nos llevó a la página pepekitchen que nos ofrece una interesante versión ilustrada del procedimiento. Nos hemos basado en la receta ofrecida en esta página con una modificación sugerida por nuestra amiga Amelia y que es la de cocer el pulpo con una cebolla. Una duda que teníamos era si el pulpo venía ya limpio o no. Ante la posibilidad de que nos tocara tener que limpiarlo, procedimos a un estudio acelerado sobre la anatomía del pulpo. Pero vayamos por partes. El pulpo se congela por dos motivos: uno, evitar la anisakiasis que puede portar el cefalópodo; y dos, al congelar el pulpo se consigue la destrucción de su sistema nervioso. De esta manera se evita eso de "regañar" al pulpo golpeándolo para ablandarlo y de donde debe venir la expresión recibir la del pulpo.



Una vez descongelado, hay que proceder a limpiarlo si no se ha hecho previamente. Afortunadamente nuestro pulpo venía ya limpio, lo que nos evitaba poner en práctica los conocimientos de disección acelerada del pulpo adquiridos para la ocasión y que temíamos especialmente. Tras un exhaustivo lavado para quitarle toda la baba pegajosa que porta y relajados por no tener que eviscerarlo, nos recreamos en algunos detalles del pulpo.



Con el agua en ebullición (y la cebolla de Amelia), procedimos a "asustar" al pulpo, esto es, meterlo y sacarlo tres veces del agua hirviendo con el objetivo de evitar que pierda la piel durante la cocción.







¡Pobre pulpo! Primero le "regañamos" y luego le "asustamos", aunque a estas alturas del proceso el susto es más simbólico que otra cosa dado que el pulpo se encuentra ya en un estado de impavidez total.



Tras dejarlo cocer entre 35-40 minutos según el tamaño del pulpo (en nuestro caso 40 minutos largos) y cuando se comprueba que la punta del cuchillo entra fácilmente en la base de las patas, se le retira y se aprovecha el caldo para cocer las patatas.



A falta de tabla de madera, que es lo tradicional, se coloca sobre una plato de barro primero las patatas ya cocidas y peladas cortadas en finas rodajas, y sobre ellas el pulpo que se va cortando preferiblemente con tijeras.





El proceso se completa añadiendo sal gorda por encima, pimentón y aceite. Un buen acompañamiento es un Ribeiro o un Albariño, pero a falta de estos, tiramos de un vinho verde también regalado.



El resultado final un pulpo á feira de aspecto suculento made in house.



La verdad es que, como suele ocurrir en estas ocasiones, la primera vez el resultado suele ser excelente, y hay que añadir que el pulpo estaba delicioso, aunque por el tiempo que se tarda en elaborarlo y el penetrante olor que queda en la cocina por la elaboración del pulpo, casi que compensa acudir a una pulpería a degustarlo. Además, en cierto modo entristece comerse a un animal tan inteligente como es el pulpo, y no nos estamos refiriendo al famoso pulpo Paul del Mundial de fútbol pasado; el pulpo está considerado el invertebrado más inteligente que existe por su capacidad de aprendizaje que es extraordinario. Pero, ¡en fin! así es la vida: comer y no ser comido.
Hemos titulado este post El pulpo y yo y, para la ocasión, nos hicimos una foto para el recuerdo.

domingo, junio 05, 2011

S.P.Q.R.

De pequeño coleccionaba cromos, chapas y tebeos. La de latas de cerveza fue muy posterior. En mi casa había gran afición a la lectura propiciada, en gran medida, por mi hermano mayor, el cual era un asiduo devorador de los cómic del Capitán Trueno y sus inseparables Goliath y Crispín. La colección que teníamos fue donada, algunos años después, por mi madre a una biblioteca pública sin que nos consultara a ninguno de mis hermanos. Yo me crié con los personajes del tebeo Pulgarcito (Gran Pulgarcito) y un invitado muy especial al mismo: Astérix. En aquella época, por un módico precio cambiábamos el tebeo que teníamos por otro que no habíamos leído aún en el kiosko de la esquina. Por esa razón no pude nunca coleccionarlos. Tuve que esperar muchos años para hacerme con la colección completa de Astérix y volver a disfrutar de su lectura, pero lo que recuerdo de la época de mi infancia es que ¡están locos estos romanos! y el famoso SPQR que abanderaban los romanos en las historias de Astérix y que figura clavada en el mapa de la Galia de todos los libros de la colección.



Aunque me tocó estudiar latín, no supe hasta muchos años después que era eso del SPQR porque en clase nos limitábamos a traducir La Eneida, de la que todavía recuerdo eso del Arma virunque cano, Troiae qui primus ab oris Italiam... que es como comienza. Otro tipo de texto nos hubiera motivado más, por ejemplo el propio Astérix: Delirant isti romani!.



Obviamente latín no sé, pero con el tiempo aprendí que SPQR son la siglas de la locución latina Senatvs Popvlvsqve Romanvs: el Senado y el Pueblo Romano (o de Roma, según que interpretación).
Coneguida mi colección de Astérix en tapa dura (hardcover), desde hace algún tiempo me dedico a conseguir versiones digitales de las diferentes versiones de las historias de este irreductible galo en diferentes idiomas. Las historias de Astérix han sido traducidas a 83 idiomas y 29 dialectos (Mundarts) alemanes. Algunas de mis joyas son, por ejemplo, Astérix y Cleopatra en bengalí...



o en persa (obsérvese que la imagen se encuentra reflejada, en espejo, debido a la forma de escritura del persa)



Del mismo título, incluso en griego antiguo



Más de un centenar de libros en formatos pdf o cbr de 17 idiomas completan mi todavía minúscula colección, incluyendo 6 cómic en diferentes Mundart. De nuestra pequeña colección, podemos deducir que Ils sont fous ces romains, o Estes romanos são uns neuróticos!, o Aquests Romans estan folls!. Pero de todas ellas, nos quedamos con sono pazzi questi romani, cuyas siglas son SPQR.