Si hace algo más de un mes la
ausencia de mi hija era la protagonista de este Blog, ahora, la ausencia, ya no es tal. Hemos ido a buscarla a Tenerife. Hemos recorrido la isla, la hemos pateado, nos hemos quedado boquiabiertos con las maravillas que ofrece y esconde; hemos pasado momentos deliciosos con los buenos amigos que tenemos por allí y, además, hemos disfrutado de su deliciosa gastronomía. De los muchos momentos vividos, quiero ilustrar un paseo, un paseo por el exuberante Jardín Botánico del Puerto de la Cruz.

Si bien toda la isla es un auténtico Jardín Botánico, en el del Puerto podemos admirar hermosos ejemplares procedentes de casi todo el mundo.

Desde árboles gigantes a palmeras rectilíneas que ascienden hacia el cielo...

pasando por las
Aves del Paraíso que adornan por doquier el Jardín...

todo rezuma color, olor y sosiego.

Sólo falta el drago milenario, que se encuentra en
Icod de los Vinos, a pocos kilómetros del Puerto de la Cruz.

Pero ese es otro paseo.
Por el momento, la
ausencia ha dejado de ser tal.
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