El pequeño Argos, nuestro cachorro de mastín leonés, ya no es tan pequeño. Tiene ocho meses, cuarenta y tantos kilos largos de peso, y ha vuelto a nacer. Ha sobrevivido a un envenenamiento por raticidas (cumarinas). El lunes pasado le llevamos al Hospital Veterinario Sierra de Madrid en un muy lamentable estado. Sangraba profusamente por la nariz y, además, presentaba un hemotórax. Su sistema de coagulación de la sangre estaba destrozado, que es lo que hacen esas sustancias farmacológicas que se incorporan a los raticidas.
Mucho mejor pero convaleciente, regresó a casa antes de ayer. Durante un mes tendrá que recibir tratamiento con vitamina K y ser revisado para descartar secuelas.
Mimoso y postrado se va recuperando en estos dos días. Ser muy joven y de gran tamaño es probable que le hayan permitido sobrevivir. Ha podido volver a nacer, lo que no pudo hacer nuestro anterior perro, Pluto, un mastín de los Pirineos que murió el día de Nochebuena del año pasado por lo que ahora no tenemos la menor duda: envenenado.
Por el propio Argos, por la memoria de Pluto, porque envenenar a un perro es algo que nos parece repugnante y vil, vamos a denunciarlo. Y vamos a denunciar a la persona de quien tenemos indicios más que suficientes de su fechoría.
Pero lo más importante de todo es que el perro ha vuelto a nacer.
domingo, agosto 16, 2009
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1 comentario:
Cuando ocurren sucesos como estos y nos recuerda que existen especímenes llamados humanos como nosotros, resulta realmente vergonzoso pertenecer a la misma raza. Es una lástima que no se pueda hacer lo que este tipo de acomplejados y cobardes seres han echo: pagar con la misma moneda para que sepan lo que se siente porque simplemente no se merecen donde están.
Aunque es poca la confianza que hoy en día ofrecen nuestras instituciones administrativas, esperamos que la denuncia (por homicidio e intento de homicidio a un ser canino) marque un precedente, y no volvamos a tener que tomar el vergonzoso papel del país europeo donde este tipo de actos se encuentra con oidos sordos.
Un abrazo a ambos, a Pluto, que en paz descanse y al Gran Argos que pronto vuelva a imponer por su estatura, "humanidad" y su dulzura.
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