Esta vez la escapada ha sido a Valencia. Hacía muchos años que no pateábamos Valencia si exceptuamos una temática visita a la Ciudad de las Artes y las Ciencias hace ya algún tiempo. La hemos encontrado muy cambiada, y no precisamente por las obras de ampliación del metro que se están llevando a cabo. Ciertamente Valencia se ha engalanado y no precisamente para las Fallas que tendrán lugar en marzo.
Llegada tempranera a Valencia y chocolate con churros en la Horchatería Santa Catalina, lugar emblemático de la ciudad y junto a la iglesia del mismo nombre, la más antigua de Valencia.
Muy cerca, la catedral, protagonista del libro del mismo título del autor valenciano Vicente Blasco Ibáñez.
La excusa para la cita en Valencia era la visita al Oceanogáfic, considerado el mayor acuario de Europa en estos momentos; si bien, un domingo, en medio de un puente, no parece ser el mejor momento para visitarlo debido a la gran afluencia de gente.
Pero merece la pena visitarlo.
Una paella para comer, un paseo por la Malvarrosa, un agua de Valencia y un paseo por la noche antes de regresar en avión, han sido el verdadero motivo de esta visita: un reencuentro con una ciudad que teníamos bastante descuidada en nuestros recuerdos.
Además, para nuestra pequeña amiga Rebeca, integrante del grupo de excursionistas para la ocasión, la experiencia de montar en avión por vez primera ha sido algo extraordinario.
lunes, diciembre 07, 2009
Y ahora, Valencia
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1 comentario:
Soy Rebeca,gracias Paquito disfrute mucho del día y de la compañia.
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