Llegada tempranera a Valencia y chocolate con churros en la Horchatería Santa Catalina, lugar emblemático de la ciudad y junto a la iglesia del mismo nombre, la más antigua de Valencia.
Muy cerca, la catedral, protagonista del libro del mismo título del autor valenciano Vicente Blasco Ibáñez.
La excusa para la cita en Valencia era la visita al Oceanogáfic, considerado el mayor acuario de Europa en estos momentos; si bien, un domingo, en medio de un puente, no parece ser el mejor momento para visitarlo debido a la gran afluencia de gente.
Pero merece la pena visitarlo.
Una paella para comer, un paseo por la Malvarrosa, un agua de Valencia y un paseo por la noche antes de regresar en avión, han sido el verdadero motivo de esta visita: un reencuentro con una ciudad que teníamos bastante descuidada en nuestros recuerdos.
Además, para nuestra pequeña amiga Rebeca, integrante del grupo de excursionistas para la ocasión, la experiencia de montar en avión por vez primera ha sido algo extraordinario.
1 comentario:
Soy Rebeca,gracias Paquito disfrute mucho del día y de la compañia.
Publicar un comentario