La culpa de todo es de Manolo, el de los huevos. Hace unos años, con motivo de un viaje a Tanzania, Manolo me pidió que le mandara una postal desde allí. Manolo colecciona postales que se envía así mismo cuando viaja y que le envían los amigos. Conseguir sellos en la ciudad de Arusha para cumplir el encargo de Manolo fue tarea harto complicada, pese a que el hotel se encontraba enfrente de la oficina de correos, pero era domingo y estaba cerrada. No obstante se pudieron conseguir sellos y probé a mandarme una postal a mí mismo.
La postal la recibí pasado más de un mes desde la vuelta de Tanzania, pero me gustó la experiencia y, poco a poco, a cada nuevo viaje, se añadía la tarea de mandar alguna postal a Manolo y a mí mismo.
Fruto de ello resultó que Manolo empezó a hacer lo mismo en sus viajes, algunos realmente exóticos por motivos de ocio e incluso de trabajo, ya que como biólogo ha tenido la ocasión de trabajar en la estación antártica Juan Carlos I.
Postal en la que lo verdaderamente llamativo es el matasellos de la misma.
Poco a poco, a lo largo de estos años, la colección de postales ha ido en aumento y entrando en una sana competencia por enviarnos postales cada vez más originales, como postales de madera...
formando un puzzle...
o increíbles panorámicas.
La más reciente, una enviada por Manolo desde Lanzarote que mide 67 x 12 ctms.
Hace ya algunos meses se me ocurrió la idea de digitalizar la colección para tener mejor controlada la misma por temas, lugares, fechas de envío, etc.; y dándole vueltas a ver de qué forma podía incrementar la colección de postales encontré Postcrossing. Este proyecto consiste en enviar una postal a otra persona en cualquier lugar del mundo. Cuando esa persona recibe y registra la postal, automáticamente eres elegido de forma aleatoria para recibir una postal de un desconocido en cualquier parte del mundo. El autor del proyecto es Paulo Magalhães, de Braga (Portugal) y, a día de hoy, tiene ya 607,575 miembros de 211 países con un total de 34,187,946 postales recibidas que han viajado 172,551,016,832 km, o lo que es lo mismo, 4,305,702 vueltas alrededor de la tierra. Aunque llevo muy poquitos meses, la verdad es que resulta fascinante recibir una postal desde lugares del mundo de los que no sabías ni de su existencia, lo que te obliga a mirar el mapamundi para ubicarlo.
Gütersloh, en Alemania o Sjoholt, en Noruega, son algunos ejemplos.
Algunas de las últimas postales recibidas son cuadros de pintores famosos como esta de Van Gogh: La noche estrellada sobre el Ródano, enviada desde Delmenhorst, en Alemania...
o este Invierno Ruso, del pintor Konstantin Korovin, enviada desde Volgograd en Rusia.
El caso es que, y sin habernos puesto de acuerdo, tanto Manolo como yo estamos en Postcrossing prácticamente desde las mismas fechas. Además de incrementar el número de postales y saber de la existencia de lugares y personas completamente desconocidas, me ha servido para entrar en el mundillo de las postales personalizadas, como esta que mandé hace poco a Manolo, precisamente sobre una foto mía realizada en el Parque Nacional de Serengeti en aquél viaje a Tanzania donde empezó todo.
Pero lo de las postales personalizadas lo dejaremos para otra futura nueva entrada. Como suele decirse en este mundillo de Postcrossing: Happy Postcrossing!
martes, febrero 16, 2016
Postcrossing
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1 comentario:
Por mi parte, debo agradecer a Paco su entusiasmo y contribución inestimable e incansable al elenco de postales de mi colección. Cuando empezamos el intercambio de postales hace unos años, debo reconocer que la mayoría de las postales del mundo que recibía por aquel entonces, eran enviadas por mi mismo en nuestros viajes familiares o de trabajo. Desde entonces, yo creo que no ha habido un mes (y ya van varios años) en el que no haya recibido una postal de Paco, muchas de ellas realmente originales o singulares, tanto por su forma como por el material del que estaban hechas. Mi colección sin duda se revitalizó sobremanera, y el descubrimiento reciente de Postcrossing, ya ha sido la guinda del pastel. Yo pensaba que era un raro romántico de los pocos que aun nos hacía ilusión tanto escribir, ¡¡de puño y letra!!, como recibir postales en vez de mensajes digitales, para transmitir las emociones y vivencias de los viajes, pero ahora he visto que no sólo no soy un espécimen raro en extinción, sino que somos una comunidad en aumento. Gracias Paco por contribuir tan apasionadamente a esta afición, y, en cierta medida, filosofía.
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