En las montañas, la nieve se convierte en una importante reserva hídrica que irá reponiendo lentamente el cauce de los ríos cuando se derrita; todo lo contrario de los bruscos chaparrones y las crecidas de los ríos. Además, los paisajes adquieren un encanto especial, diferente a la imagen habitual grabada en nuestros cerebros.
Y los niños disfrutan jugando y haciendo efímeros muñecos que se derretirán tan rápidamente como se va la propia nieve.