Pasear por las calles de Bruselas significa embriagarse del delicioso aroma que despiden las innumerables tiendas de chocolate, deleitándonos además la vista con sus originales productos;
alguno de ellos son pequeñas obras de arte.
No es de extrañar, como nos hemos podido enterar, que los belgas consuman 7,3 Kg de chocolate por habitante y año; y que exista, en Bruselas, un Museo del Chocolate.
Situado en la Rue de la Tête d'Or (Guldenhoofd straat), es una obligada visita para el viajero ávido de nuevas impresiones y vivencias.
Además, cuenta con una demostración sobre el proceso de elaboración de las delicias expuestas en los escaparates e interesantes reseñas históricas desde su introducción en Europa por Hernán Cortés.
Claro que Bruselas es mucho más que chocolat: Grand Place, Manneken Pis, Atomium, cerveza, Museo del cómic (Centre Belge de la Bande Dessinée)... pero rememorar ese delicioso olor de sus calles mientras escribimos estas líneas, sencillamente, nos embriaga.
1 comentario:
...y cerveza, y mejillones con patatas; y...
Joder que hambre me ha entrado. Me voy a la nevera... a por unas lonchas de jamón serrano de los de Teruel...
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