El destino del fin de semana pasado ha sido el pueblo cántabro de
Liencres. Y el motivo por el que no habíamos publicado aún nada es porque acabamos de llegar de
Figueres. Se nos acumula el trabajo. Primada de fin de semana en Cantabria y surrealismo cultural aprovechando las fiestas de
Guadalix de la Sierra durante esta semana. Pero vayamos por partes. Hace ya algunos años que mi primo
Carlos instauró la costumbre de, una vez al año por lo menos, reunirnos los primos para una
primada, esto es, hacer el primo en toda regla. Después de dos años de sequía por diferentes motivos, cuando estuvimos en
Pratavecchia en el mes de mayo para
la boda en Como, se decidió que este año la
primada sería en el civilizado lugar de Cantabria de
Liencres, donde, a diferencia de
Pratavecchia, donde nunca tendrá lugar una de nuestras
primadas,
hay bares, además de oficina de información, para alegría de
Marian.

Nuestras
primadas son eso: hacer el primo y reírnos de nosotros mismos; algo de lo que estamos muy necesitados habitualmente. Risas, playa...

... más risas, cervecita en el
seudochiringuito (un chiringuito asfaltado es lo menos parecido a un chiringuito propiamente dicho), barbacoa...

al más puro estilo de los
Picapiedra. Tras la zampa, mientras algunos duermen (la edad no perdona)...

... partida de mus al más puro estilo profesional. Me tocó de compañero a mi primo
Miguel Ángel, y perdimos; claro que no es de extrañar: entre sus contajes, absolutamente desfavorables a nuestros intereses, y a que, como demuestran las fotos del evento, continuamente estaba ausente de la partida...

... lo alucinante es que no perdiéramos por un ultrajante 3 a 0. ¡Perdimos! Pero eso sí, en palabras de mi primo con
tortícolis gástrica, esto es, agujetas en el abdomen de las risas que nos pegamos.
Como este es un blog autorizado para todos los públicos, no vamos a contar lo que sucedió durante la noche: escapadas al pub (pubes, en plural), paseos por la playa (Chelo y Carlos, el otro Carlos) con la excusa de buscarnos...
El gallo se quedó afónico (y no sabemos por qué).
A la mañana siguiente, excursión a la cueva de
el Soplao, una auténtica maravilla de la que no tengo fotos porque está estrictamente prohibido hacerlas.
Risas, más risas y zampa en
San Vicente de la Barquera, mientras algunos/as muestran sus habituales dotes comunicativas.


Para finalizar, la oportuna foto de grupo de familia...

... ¡ah, no! ¡Nos hemos equivocado! Es esta otra

Ni que decir tiene que lo hemos pasado extraordinariamente. Hemos desconectado, nos hemos reído, hemos
soplao, pero, sobre todo, hemos vuelto a hacer del vínculo familiar de primos algo más que unos
primos. La próxima
primada será en
París; la próxima entrada sobre
Dalí, surrealismo y
Guadalix de la Sierra.