Aunque, últimamente, este blog parece haberse especializado en viajes, os recordamos que, de vez en cuando, dedicamos algún que otro post a eso que damos en llamar el arte culinario: la receta de la harira; el poco arroz con bogavante; el lenga lenga; o las almejas a la marinera, son algunos de los platos que hemos disfrutado doblemente, primero comiéndonoslos y luego publicándolo.
No es que mi mujer y yo compitamos en eso de las tareas domésticas en torno a los fogones, cada uno tiene su propio estilo. No voy a criticar el de mi mujer, las mejores lentejas que se comen en casa son las que prepara ella, en sus dos variantes: las lentejas tal cual y las lentejas agarradas. Nuestras hijas no terminan de decantarse por las diferentes habilidades de uno y otro, porque una de las peculiaridades de mi mujer en la cocina es la que lleva asociada la tecnología Movistar, y luego pasa lo que pasa. Cocinar y hablar por teléfono a la vez es algo que puede traer desastrosas consecuencias, pero hay que reconocer que mi mujer cocina muy bien, siempre que tengamos desconectado el teléfono.
Entre la cocina de el bulli y Casa Pepe, admito que mis habilidades se orientan más hacia la segunda opción; y es que para mí la cocina se basa en el ABC:
-A, de A fuego lento;
-B, de Buenos ingredientes; y
-C, de Constancia, de remover una y otra vez, con mimo, con paciencia...
Desde la más simple de las sopas hasta los cacarrones, nombre con que se le da en casa a los macarrones desde los tiempos en que nuestras hijas eran pequeñas, pasando por el poco arroz con bogavante, el pollo al limón o la Avutarda del Serengeti al horno, todos los platos que se cocinan en casa tienen ese sabor entrañable hogareño a excepción de las lentejas a la movistar.
Eso sí, esta noche, sopa de sobre.
Adenda
Confío en no dormir en el sofá esta noche.
miércoles, diciembre 08, 2010
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