Pido perdón

Desde este humilde blog, quiero pedir perdón por todo el daño que le he hecho a mi país.
He vivido por encima de mis posibilidades, por lo que he contribuido a su ruina. Ahora es cuando entiendo que con el dinero que ahorraba para viajar con mi familia por Europa, estaba defraudando a mi país. ¡Debía haberlo invertido en Preferentes para sostener el sistema bancario español! ¡Qué poco solidario he sido!
De mis impuestos, ese IRPF que se me descuenta de mi nómina todos los meses, salen: parte de la pensión de jubilación de mi madre; parte de la pensión de incapacidad de mi cuñada; parte del paro de otra de mis cuñadas; y, por supuesto, el desgaste de calzada de la carretera por la que paso todos los días para ir a trabajar. De cada cuatro horas que trabajo, una es para pagar todo eso; sin contar la parte que me corresponde de sostener a una inútil e impresentable monarquía; un chorizo con denominación de origen (Urdangarín) que se ha metido en el bolsillo todo lo que ha podido y más y, además, em…Palmá…ndose; un ex-tesorero de un partido en el poder...; unos partidos políticos que lo que menos hacen es “representarnos”.

Reconozco que defraudo a Hacienda cada vez que adquiero un Astérix en otra lengua distinta al español en eBay y no pagar el IVA, pero, ¡por favor! no se lo chivéis al Ministro Montoro. A veces tengo pesadillas por ello y no consigo dormir.

A lo mejor, como médico que soy, mi principal culpa es la de haber contribuido, junto al resto de mis compañeros de la Sanidad Pública, a que la esperanza de vida en España sea la mayor de Europa y, claro, eso no mola porque es más tiempo a pagar las maltrechas pensiones de nuestros mayores. ¿Será por eso que quieren privatizar la sanidad?

Por todo ello quiero pedir perdón: por no ser un ciudadano ejemplar que caza elefantes en Botswana; por no pertenecer a Fundaciones con ánimo de lucro (perdón, quería decir sin); por pagar de mi bolsillo las fiestas de cumpleaños de mis hijas... ¡Tengo que pedir perdón por tantas cosas!