No podíamos dejar Roma sin despedirnos de uno de sus emblemas más importantes, y no me refiero a la loba capitolina o luperca que se conserva en el museo del Capitolio romano o Museos Capitolinos.
De todas las maravillas que pueden encontrarse en Roma, es de obligada mención, quizás por agravio comparativo, el Moisés de Miguel Ángel.
El reconocido desprecio mutuo de ambos genios del Renacimiento, Miguel Ángel y Leonardo da Vinci, no puede ni debe trasladarse a este blog. El mayor protagonismo dado a Leonardo da Vinci no debe interpretarse como un acto de favoritismo por nuestra parte hacia él a costa del pintor de la espectacular Capilla Sixtina.
Situado en la iglesia menor de San Pietro in Vincoli, el Moisés de Miguel Ángel es tan impresionante como la propia fama que le precede.
No es posible haber estado en Roma y no haber admirado esta colosal estatua.
viernes, octubre 04, 2013
¡Hasta siempre, Roma!
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