viernes, agosto 20, 2010

Desgastando suela

Veinticuatro horas pueden ser suficientes para conocer una ciudad, al menos una parte de la misma, siempre y cuando se trate de una ciudad pequeña y se esté dispuesto a patear sin descanso. Poco más de 24 horas estuvimos en Brujas cuyo centro histórico es Patrimonio de la Humanidad desde el año 2000.



La torre Belfort en Markt, se eleva imponente con sus 83 metros de altura. Esta plaza, junto a la de Burg, donde se encuentra el Ayuntamiento, acaparan la mayor parte del interés turístico de la ciudad, tanto de día como de noche.



(Palacio Provincial en la plaza Markt)

Con una altura de 122 metros, la Iglesia de Nuestra Señora (Onze-Lieve-Vrouwekerk en neerlandés) es el segundo edificio de ladrillo más alto del mundo. Actualmente se encuentra en obras de conservación y ello nos impide mostrar toda su grandeza.



En su interior, podemos admirar el altar mayor



y, sobre todo lo demás, la "Madonna y el niño" (1504-5) de Miguel Ángel.





Brujas (Brugge en neerlandés), significa puentes, en referencia a los mismos que abundan en la ciudad para unir los diferentes canales que hacen que se conozca a Brujas como una más de las muchas Venecias del Norte que existen.







El obligado paseo en barca es recomendable, además, para hacer un pequeño y merecido descanso en el inevitable desgaste de suela.



Tras alguna parada que otra para repostar y contribuir al consumo de chocolate belga, así como de nuestro reciente descubrimiento de la cerveza Jupiler (Júpiter según Marian)



un último paseo arrastrando las maletas camino de la estación para montar en el tren que nos devuelve a Bruselas.







Pero esa es otra historia.

jueves, agosto 12, 2010

Chocolat

Decíamos hace poco, en este mismo Blog: Cualquier ciudad es mucho más que los tópicos que se le asocian, como venimos diciendo de forma habitual, pero los tópicos, en cierta medida, describen la esencia de las ciudades; y un tópico que puede asociarse a Bruselas, y a toda Bélgica por extensión, es el chocolate y sus extraordinarias chocolaterías.



Pasear por las calles de Bruselas significa embriagarse del delicioso aroma que despiden las innumerables tiendas de chocolate, deleitándonos además la vista con sus originales productos;







alguno de ellos son pequeñas obras de arte.



No es de extrañar, como nos hemos podido enterar, que los belgas consuman 7,3 Kg de chocolate por habitante y año; y que exista, en Bruselas, un Museo del Chocolate.



Situado en la Rue de la Tête d'Or (Guldenhoofd straat), es una obligada visita para el viajero ávido de nuevas impresiones y vivencias.







Además, cuenta con una demostración sobre el proceso de elaboración de las delicias expuestas en los escaparates e interesantes reseñas históricas desde su introducción en Europa por Hernán Cortés.
Claro que Bruselas es mucho más que chocolat: Grand Place, Manneken Pis, Atomium, cerveza, Museo del cómic (Centre Belge de la Bande Dessinée)... pero rememorar ese delicioso olor de sus calles mientras escribimos estas líneas, sencillamente, nos embriaga.

lunes, agosto 02, 2010

Guía para viajar barato

No cabe duda que la mejor manera de viajar barato, incluso gratis, es ir andando. Pero andando sólo se puede ir al bar de la esquina o a casa de un familiar o amigo; mejor esto último. ¡Claro que siempre nos queda el Camino de Santiago! Además, este año, es Año Santo Compostelano. Hace un año me preguntaron cuál era la mejor forma para prevenir las inevitables ampollas y rozaduras durante el camino. La respuesta era muy fácil: no hacerlo. ¡Lástima que no lo retransmitan en televisión, como el Tour de Francia!



No obstante, manifiesto públicamente todo mi respeto y admiración por todos esos peregrinos que se lanzan al Camino. Que yo no lo haga no quiere decir que no lo respete y hasta admire: también admiro, como hemos mencionado, el Tour de Francia y, afortunadamente, no tenemos que hacerlo, porque volviendo a nuestra guía de viajar barato, la siguiente opción sería la bicicleta. Pero (claro que hay un pero) no queda bien montar en bicicleta, dar pedales y beberse una cervecita mientras se fuma un cigarrito.
Se puede viajar de muchas formas, eso es indudable, pero, si queremos ir a un sitio razonablemente lejano, no cabe duda que la mejor opción es el avión. Y ahí es donde mi mujer entra en acción, se me ha vuelto una ryanairadicta.



Es rigurosamente cierto que se puede viajar a Santiago de Compostela, Oporto o Milán, desde Madrid, por 5€ el billete. No se llega nunca a entender cómo puede costar menos el billete de avión Madrid - Santiago de Compostela, que lo que cuesta el billete de autobús desde el aeropuerto de Santiago a la ciudad. ¿Entendéis ahora el porqué de mi escasa afición a hacer el Camino de Santiago?
Es cierto que luego te dejas el dinero en comer, pernoctar (cuando no se trata de un viaje de ida y vuelta en el día), cervecita de turno, postal para Manolo y alguna que otra compra, pero, si no nos liásemos la manta a la cabeza, no nos dedicaríamos a poner chinchetas en nuestro mapamundi de países y lugares aún no visitados.
Este año hemos estado dos veces en Milán. Bueno, realmente hemos estado una vez en Milán y otra hemos pasado Milán de largo camino de Pratavecchia para ir a la boda de nuestro sobrino Álex. Pero, además, nos hemos permitido ir a Valencia para comer con nuestros buenos amigos María y Manuel.
No entendemos cómo puede costar tan poco un billete de avión. Obviamente debe de haber alguna trampa; pero, mientras lo averiguamos, una cosa es cierta, Marian, mi mujer, está por la labor de sacar el máximo partido a la situación. De hecho, y desde que desde primeros de año Ryanair empezó a meter unas comisiones de órdago en la compra con tarjeta de los billetes, acabó averiguando cómo obtenerlos sin coste adicional alguno gracias a la Master Card Prepago de Banesto, la cual hay que solicitar por Internet para evitarte que te soplen 15€ (tres billetes baratos).
Para septiembre, cuatro personas, ida y vuelta a Girona, 23,84€.