lunes, enero 16, 2012

¿Se han vuelto locos estos germanos?

Marcel Kamp, Philipp Slotty, Sevgi Sarikaya-Seiwert, Hans-Jakob Steiger y Daniel Hänggi son miembros del Departamento de Neurocirugía de la Heinrich-Heine-University de Düsseldorf y autores de un reciente trabajo publicado en la prestigiosa revista europea Acta Neurochirurgica. Los artículos científicos, la mayoría, nos suelen dejar indiferentes, en especial cuando tratan de un tema que no es nuestro campo de actuación. Algunos, nos impactan y, de vez en cuando, alguno que otro nos descoloca. Es el caso del artículo que firman estos prestigiosos neurocirujanos alemanes y que lleva por título Traumatic brain injuries in illustrated literature: experience from a series of over 700 head injuries in the Asterix comic books (Acta Neurochir (2011) 153:1351–1355).
En este artículo, los autores analizan la epidemiología y los factores de riesgo específicos de los traumatismos craneoencefálicos en la colección completa de los 34 libros de Asterix.
El artículo, el cual me he leído con auténtico interés, resulta realmente delicioso. Que un artículo científico comience con el conocido párrafo:
Año 50, antes de Jesucristo. Toda la Galia está ocupada por los romanos... ¿Toda? !No! Un poblado habitado por irreducibles galos resiste todavía y siempre al invasor. Y la vida no resulta fácil para las guarniciones de legionarios romanos de los campamentos fortificados de Babaorum, Acuarium, Laudanum y Petibonum...
obviamente en inglés, promete.

Entre los principales resultados obtenidos en este minucioso trabajo de investigación destacan que, de los 704 casos identificados, los romanos fueron, con 450 casos (63,9%), el principal colectivo afectado.



Desde un punto de vista epidemiológico, se analizan los traumatismos craneoencefálicos por género (hombre/mujer, 698/6)



así como por grupo étnico, incluyendo cuatro casos producidos en extraterrestres.



De lo mejor del artículo es el análisis de la gravedad de las lesiones producidas aplicando la escala de coma de Glasgow (GCS):
-390 casos (55,4%) fueron traumatismos graves con un GCS entre 3 y 8;
-89 casos (12,6%), obtuvieron un GCS entre 9 y 12;
-225 casos (31,9%) fueron traumatismos leves con un GCS entre 13 y 15.

Para tranquilizar al personal, los autores mencionan que no se produjo ni un sólo caso de muerte o daño neurológico permanente. Tampoco se observó ningún caso de dilatación pupilar como signo de un aumento de la presión intracraneal indicativo de un daño grave.
Junto a la alteración de la conciencia, la equimosis periorbital, también conocida como signo de ojo de mapache, se apreció en 359 casos (50,9%), lo que suele indicar una fractura de la base del cráneo. Sin embargo, otros signos de fractura de la base del cráneo, como son la rinorrea, la otorrea de líquido cefalorraquídeo o la equimosis retroauricular, no se observó en ningún caso.



La alteración de la conciencia junto a la parálisis del nervio hipogloso, lo que se manifiesta por la extensión de la lengua hacia un lado, resultó también un hallazgo frecuente en 188 casos (26,7%).



La mayor parte de los casos de traumatismos craneoencefálicos (87,1%) fueron causados por los galos, siendo los personajes de Asterix y Obelix los responsables en más de la mitad del total de los casos (57,6%).
Un llamativo hallazgo fue el de que en 588 casos (83,5%), los traumatismos fueron consecuencia directa de la ingestión de un agente dopante llamado poción mágica, demostrando, además, la existencia de una asociación estadísticamente significativa entre la gravedad de la lesión y la ingesta de dicha poción (p=0.000). Pero es más, la ingesta de la poción tras un traumatismo tuvo un inmediato efecto en la recuperación de la sintomatología en cinco casos bien documentados.



Un muy interesante dato de este trabajo es aquél en el que los autores encontraron que en 497 casos, los perceptores de un traumatismo se encontraban protegidos por el casco; sin embargo, en el 87,7% de los casos, lo perdieron durante el traumatismo, lo que parece indicar un pobre desarrollo tecnológico en aquella época de esta indumentaria para la prevención de lesiones cerebrales en caso de un traumatismo craneoencefálico. La pérdida del casco se asoció significativamente con la gravedad del trauma y la paresia del nervio hipogloso (p=0.000 y p=0.001, respectivamente).

Este artículo resulta imprescindible para el conocimiento de la epidemiología de los traumatismos craneoencefálicos en el año 50 antes de Cristo. De hecho, y pese a que se atribuye la primera descripción de un caso de afasia al escritor Valerius Maximus en el año 30 de nuestra era, en un ateniense que perdió la capacidad de memorizar las palabras tras una pedrada, los autores germanos de este interesante artículo mencionan el caso de un déficit neurológico prolongado de afasia y desorientación en el druida Panoramix tras ser golpeado en la cabeza por un menhir.





Se trata de un artículo científico de gran interés y relevancia para el conocimiento de los traumatismos craneoencefálicos en el año 50 a.C. a través de los universalmente conocidos personajes galos de Asterix y Obelix.

viernes, enero 06, 2012

¡Por fin!

Llevo algunos años pidiéndoles a los Reyes Magos un objetivo macro para mi cámara. Esta vez, por fin, me han traído lo que he pedido.



Técnicamente, no es lo que siempre he pedido, pero, bueno, no está tan mal.



Aunque no me permita saciar la sed de fotografiar cosas pequeñas, me permite saciar otro tipo de sed.



Y es que los Reyes Magos, y sus pajes, saben mucho.