En cualquier caso, la violenta explosión que sepultó a Pompeya y Herculano debió ser uno de los acontecimientos más impresionantes merecedores de una visita 1934 años y un día después de que ocurriesen.
De todas las maravillas arqueológicas de la antigüedad, griegas o romanas, Pompeya es, a mi juicio, la más espectacular de todas. Si el acueducto de Segovia es único, así como el Colosseo romano, o el santuario de Olimpia o el de Delfos en Grecia, Pompeya lo que representa es una ciudad entera sepultada en un momento dado, que nos ofrece la posibilidad de conocer la existencia de una ciudad romana como tal.
Templos, edificios de administración pública, el Anfiteatro, los teatros grande y chico
las vías de una ciudad perfectamente cuadriculada
las casas de los diferentes moradores, más acaudalados o más modestos
la fullonica de Esteban, la única lavandería en buen estado que queda de las cuatro que había
el lupanar, de dos pisos, con sus pinturas eróticas en las paredes
o los frescos perfectamente conservados en la Villa del Misterio en dirección a Herculano
Siete horas en Pompeya son insuficientes. Claro que nos ha servido para hacernos una idea de lo que era una ciudad romana pero es mucho lo que queda por ver. Además está Herculano. Es indudable que habrá que volver para admirar el foro y al Vesubio que sepultó a la ciudad de Pompeya.
Una serie de enlaces interesantes que he encontrado sobre Pompeya son los siguientes: Pompei, en el que se puede hacer un recorrido a través del mapa de la ciudad o el nombre de los diferentes lugares emblemáticos. Además, se puede seguir el recorrido por medio de esta audioguía en español.
Prossima fermata, Capri, una isla de cine.
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