Siguiendo con la costumbre de mi mujer de coleccionar Patrimonios de la Humanidad visitados para colocar la chincheta (puntina en italiano) de turno, el último viaje en famiglia efectuado este verano ha sido para el país que ostenta el mayor número de sitios declarados Patrimonio de la Humanidad, Italia, con 49.
A los ya previamente visitados, para esta ocasión tocaban: el Centro histórico de Nápoles; las zonas arqueológicas de Pompeya, Herculano y Torre Annunziata; el Centro histórico de Roma, los bienes de la Santa Sede situados en la ciudad y San Pablo Extramuros (Compartido con El Vaticano); y la propia Ciudad del Vaticano.
La prima puntina es para Nápoles. la ciudad más grande del sur de Italia.
La enorme Piazza del Plebiscito acoge el Palacio Real y la Basílica de San Francisco de Paula, uno frente a la otra.
Completan a los lados los 25.000 metros cuadrados de Plaza los palacios de la Prefectura y el de Salerno.
Muy cerca de allí nos encontramos con el castillo Maschio Angioino o Castel Nuovo que, a pesar del nombre, se inició su construcción en 1279.
Es uno de los cuatro castillos que hay en Nápoles y que requeriría más tiempo en la ciudad para poder visitarlos todos. Algo había que sacrificar por una escapada a la isla de Capri.
El centro histórico de Nápoles es un conjunto de palacios e iglesias donde se entremezclan los estilos románico medieval, renacentista, barroco y rococó, todo ello en medio de unas pintorescas calles y callejuelas como la Via San Gregorio Armeno donde destaca el campanile de la iglesia de San Lorenzo Maggiore.
Recorriendo la Via del Tribunali tras visitar el Duomo...
... nos vamos encontrando la iglesia de Girolamini en la plaza del mismo nombre
la de San Lorenzo Maggiore y la de Santa Maria del Purgatorio.
En la calle que discurre paralela a Via del Tribunali, la Via San Biagio del Librai, encontramos el Complesso Conventuale de Santa Chiara...
o la Chiesa del Gesu Nuovo.
En la Piazza San Domenico Maggiore, la iglesia del mismo nombre y el obelisco de San Domenico
y un poco más adelante, la iglesia de San Angelo a Nilo.
En cualquier caso, Nápoles en una ciudad con mucho que ver y poco tiempo para ello. Una ciudad a la que habrá que volver para visitar el Museo Arqueológico o las Catacumbas de San Gennaro que han quedado en tareas pendientes. No es el caso del aumento del número de belenes en miniatura de la colección de mi mujer. Los pesebres napolitanos y las natividades (nuestro tradicional belén), son algo de lo más tradicional en Nápoles, pero eso será motivo de una entrada futura.
Prossima puntina, Pompei.
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