Hace tres años, con motivo de un nuevo viaje, me compré una igual con la que se puede apreciar el paso del tiempo de la primera.
De ese mismo viaje es esta otra camiseta con el epitafio del escritor Nikos Kazantzakis que figura en su tumba en Heraklion: Δεν ελπίζω τίποτα, δε φοβούμαι τίποτα, είμαι λέφτερος que al cambio significa "No espero nada, no temo nada, soy libre".
De mi paso por Chile hace dieciocho años, es esta otra camiseta a la que le tengo un gran cariño por haber sido testigo de muchos acontecimientos en el pasado.
De mi primera estancia en Italia, en Venecia en concreto, es otra de mis favoritas, el hombre de Vitrubio de Leonardo da Vinci.
Camisetas "leonardinas" se han unido posteriormente a mi vestuario.
A mi fama de friki han contribuido mis hijas con camisetas que me han regalado dedicadas al universo Marvel y DC.
Aunque la mayor parte de las veces las camisetas que me regalan son un recuerdo de los lugares que visitan y que me hacen sentirme feliz porque ello significa que se acuerdan de mi, al menos lo suficiente como para comprarme una camiseta.
Es mi hija mayor la que suele regalarme camisetas algo más atrevidas que luzco con orgullo en el trabajo.
Pero todas mis camisetas tienen un aquel, que podría decirse y que me gusta lucir.
Algunas camisetas incluso tienen dos caras.
Tengo bastantes más pero como suele decirse, para muestra un botón. Sin embargo, mi favorita, la que más gente me ha preguntado por ella, en la que todo el mundo suele fijarse, es esta adquirida en Oviedo en una tienda dedicada a artículos para zurdos. La pobre está ya un poco deteriorada pero es de la que más me gusta presumir.
Fotos: Helena
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