Tras la foto de turno, hubo que preparar el lecho donde yaciesen estos animalillos cuyo nombre científico es Dicentrarchus labrax y resultan ser bastante voraces, como puede apreciarse en la siguiente imagen.
Sobre el lecho de sal se vuelven a instalar las lubinas y se cubren con sal.
Se enciende el horno y, cuando está caliente, se procede a introducir la fuente dejándola un tiempo prudencial. Decimos lo de tiempo prudencial porque nuestro horno va por libre y debe ser vigilado atentamente para evitar una trastada. El tiempo que deben estar en el horno puede variar considerablemente según fuentes consultadas.
Mientras se procede a que se hornee, podéis entreteneros haciendo una guarnición a base de patata, pimiento verde y rojo, cebolla y tomate.
El resultado es un pescado blanco, realmente la lubina es un pescado intermedio entre blanco y azul, de sabor delicioso.
¿Qué es eso de pescado intermedio? Los pescados se suelen distinguir a simple vista entre blancos y azules por su aleta caudal. Los azules presentan una aleta caudal con forma de V marcada o ahorquillada, mientras que en los blancos esta aleta es más redondeada.
Lo que realmente distingue a unos de otros es el contenido de grasa entre sus músculos y esto no es una clasificación biológica sino nutricional. Los pescados blancos contienen alrededor de un 2% de grasa frente a un 5% en los azules. Y es aquí de donde procede lo de pescados intermedios, si bien la lubina o la dorada están considerados pescados blancos, su contenido de grasa está entre un 2 y un 5%.
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