Fuera de Verona no hay mundo, sino purgatorio, infierno y
desesperación. Desterrarme de Verona es como desterrarme de la Tierra. Lo
mismo da que digáis muerte que destierro
(William Shakespeare; Romeo y Julieta, acto III, escena 3ª)
Verona, además de ser Patrimonio de la Humanidad, es la ciudad donde se desarrolla el famoso drama de William Shakespeare, Romeo y Julieta. Shakespeare se basó en una obra del escritor italiano Luigi da Porto que a su vez se basó en otras obras anteriores, para trasladar la acción de esta historia de amor de Siena a Verona.
Obligada visita a la casa de Julieta, una casa del siglo XIII con su sugestivo patio, una puerta ojival y un balcón: el balcón de Julieta.
En el patio, una estatua en bronce de Julieta es el objeto de largas colas de turistas para hacerse una foto tocándole la teta izquierda, ya que según la tradición el que lo haga tendrá suerte en el amor.
Pero, a nuestro juicio, lo más llamativo de Verona es la convivencia en armonía de su pasado romano, medieval y renacentista que es lo que la destaca como ciudad Patrimonio de la Humanidad.
El gran Anfiteatro Arena, uno de los mayores del mundo, data del siglo I. Tiene 139 metros de largo por 110 de ancho y una capacidad para 25.000 espectadores. Restaurado, es escenario de representaciones de ópera.
La Plaza delle Erbe, el antiguo foro romano, es la más hermosa de la ciudad de Verona. Rodeada de palacios y casa antiguas decoradas con pinturas murales, la vida bulle en esta plaza de mercado. Colgando de un arco una enorme costilla de ballena de la que se ignora el motivo por el que se puso ahí.
La columna de San Marcos con el león alado, símbolo de Venezia, nos recuerda el dominio veneciano de esta ciudad.
En Verona hay iglesias para aburrir. La Catedral de Verona o Duomo (Cattedrale di Santa Maria Matricolare) se emplaza sobre dos iglesias paleocristianas que fueron destruidas por un terremoto.
La Basílica de San Zenón está dedicada al primer obispo de la ciudad de Verona, San Zenón, y está considerada una auténtica obra maestra de la arquitectura románica.
En restauración, tanto por fuera como por dentro, destacan los restos de las pinturas murales de la escuela de Giotto.
Y tienen trabajo. Muchos de esos frescos han sufrido las consecuencias de imporvisados grafiteros en el pasado.
Verona es todo esto y mucho más. Castel Vecchio, palacios, puentes y puertas configuran esta sobresaliente fortaleza militar que dan sentido a las palabras de Romeo en la tragedia de Shakespeare con la que comenzábamos esta entrada: Fuera de Verona no hay mundo, sino purgatorio, infierno y desesperación.
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