Nuestros últimos zascandileos por Italia han servido para aumentar lo que llamamos nuestra pequeña biblioteca vinciana. Somos grandes admiradores de los trabajos de Leonardo da Vinci, el cual ha sido protagonista de algunas entradas en este y otros blogs. Poco a poco, nos hemos ido haciendo una pequeña biblioteca sobre él o relacionada con él.
A las Notas de cocina de Leonardo da Vinci de Shelagh y Jonathan Routh, le siguieron Leonardo da Vinci y su códice para el liderazgo, de Juan Carlos Cubeiro, una muy recomendable lectura,
y, en especial, The Notebooks of Leonardo da Vinci, recopilados por Jean Paul Richter en 1888, gracias a los que pudimos contaros lo que escribió Leonardo, al revés, en su famoso Hombre de Vitruvio.
En Milán, a finales del año pasado, la visita al Museo de la Ciencia y la Tecnología Leonardo da Vinci nos permitió disfrutar de una de las exposiciones sobre reproducciones en maquetas de alguno de los inventos de Leonardo, más importantes que hay (hay muchas).
Pero ha sido en Florencia, en el pequeño Museo Leonardo da Vinci, también sobre reproducciones en maqueta de sus inventos, donde encontramos una interesante pista para aumentar nuestra biblioteca vinciana. Además de reirnos con una de las "explicaciones" en español de uno de sus inventos, digna de todo un premio a la traducción más lamentable posible,
una referencia al Manoscritto H nos llevó a realizar una exhaustiva búsqueda de los manuscritos de Leonardo, que ha dado interesantes frutos.
Dejando a un lado el Códice Leicester, adquirido hace unos años por Bill Gates por 30,8 millones de dólares (un pequeño capricho), los facsímiles de los códices de Leonardo resultan un tanto inalcanzables para nuestros bolsillos. El facsímil del Códice Atlántico, en la Biblioteca Ambrosiana de Milán, tiene el módico precio de 35.000 €. Más asequible (1.500 €) es el facsímil editado hace poco más o menos un año, del Códice Madrid de la Biblioteca Nacional. Sin gastarnos un euro, eso sí, no se trata de un facsímil pero sí una reproducción del original digitalizada, hemos conseguido los Códices Madrid I y II.
También hemos podido obtener una reproducción del Códice Trivulziano de 1891, cuyo original se encuentra en el Castillo Sforzesco de Milán.
Pero uno de nuestros hallazgos más interesantes, ya contaremos en otro momento por qué, ha sido el trabajo original del escritor italiano Luigi Morandi, de 1908, Lorenzo il Magnifico, Leonardo da Vinci e la prima grammatica italiana, que era la pista que encontramos en Florencia.
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